Itinerario formativo 2011-2012
A la luz del Aguinaldo del Rector Mayor para el año 2012 que dice: “El primer año del trienio de preparación al bicentenario del nacimiento de D. Bosco, está todo él centrado en el conocimiento de su historia. Debemos estudiar a D. Bosco, a través de los acontecimientos de su vida, conocerlo como educador y pastor, fundador, guía y legislador. Se trata de un conocimiento que lleve al amor y a la imitación”. Como Asociación de María Auxiliadora nos comprometemos a profundizar el siguiente tema:María Auxiliadora en la vida y en la historia de D. Bosco
1. María Auxiliadora y D. Bosco (D. Pierluigi Cameroni)
Desde el punto de vista histórico el título y la devoción a la Auxiliadora en la vida de D. Bosco se fueron imponiendo gradualmente. Algunos datos: la capilla con el altar y la estatua dedicada a la Auxiliadora en la iglesia de S. Francisco de Paula en Turín donde D. Cafasso envió a D. Bosco a ejercer su primer ministerio sacerdotal. En un calendario de 1848, colocado en la habitación de D. Bosco, estaban reproducidas 5 imágenes de la Virgen; en una de ellas podía leerse lo siguiente: “¡Virgen Inmaculada, tú que sola venciste a todas herejías, ven en nuestra ayuda, pues confiados recurrimos a ti: Auxilium Christianorum ora pro nobis”. Pero es sobre todo en el clima que se vive en Italia por los años 1848 a 1870 (toma de Roma) cuando D. Bosco madura la devoción a la Auxiliadora. Son años marcados por acontecimientos dramáticos, que desconciertan profundamente a muchos católicos: leyes anticlericales, difusión del protestantismo, la cuestión romana, la falta de obispos en muchas diócesis. En tales dificultades y pruebas la Iglesia invoca a María como Auxilio y Protección.
En particular, en mayo de 1862, D. Bosco narra el famoso sueño de las dos columnas, en el que se describe la lucha de la Iglesia en el mar de este mundo y que solo el anclaje a las columnas de la Inmaculada - Auxiliadora y de la Eucaristía es fuente de salvación para la Iglesia y el papado. Otro hecho decisivo fueron las apariciones de la Virgen en Espoleto, ciudad situada en el centro de Italia, perteneciente a los Estados Pontificios, que tuvieron amplio eco y se interpretaron como un signo del potente auxilio de María en los acontecimientos tormentosos de la Iglesia en Italia. Desde el Piamonte, entonces lejano y dividido por barreras políticas, D. Bosco volvió su mirada profética a la Virgen de la Estrella que el arzobispo de Espoleto, Mons. Arnaldi, había bautizado con el glorioso título de Auxilium Christianorum el 8 de mayo de 1862. D. Bosco lo anunciaba el 24 de mayo de ese mismo año, en las “Buenas Noches”, como leemos en las Memorias Biográficas: "D. Bosco annuncia con gran alegría la prodigiosa aparición de una imagen de María en los alrededores de Espoleto”. El 8 de diciembre de 1862 D. Bosco declara al clérigo Cagliero, más tarde cardenal, el motivo de su devoción a la Virgen bajo la advocación de María Auxiliadora: "hasta ahora hemos celebrado con pompa y solemnidad la fiesta de la Inmaculada, en estas fechas comenzaron las primeras obras de los Oratorios Festivos. Pero la Virgen quiere que ahora la honremos con el título de María Auxiliadora: corren tiempos tan tristes que necesitamos que la Virgen Santísma nos ayude para conservar la fe cristiana”. En las “Buenas Noches” del 11 de enero de 1865, D. Bosco decía: "en Espoleto la imagen de la Virgen hace continuamente milagros estrepitosos. Es curioso el acróstico que resulta de cada una de las letras de la palabra latina SPOLETUM: S: sancta; P: parens; O: onnipotentis; L: legiferi; E: et; T: totius; U: universi; M: mater; o también: et tutrix universi María (Santa Madre del Omnipotente Legislador y Madre de todo el Universo; o también protectora de todo el Universo, María) esto mismo significa el título Maria Auxilium Christianorum".
D. Bosco adoptó definitivamente el culto a María Auxiliadora en 1862, año en que se decide a proyectar la iglesia de María Auxiliadora. Comentando esta decisión D. Egidio Viganò escribía: “Esta sería la opción Mariana definitiva: el punto de llegada de un incesante crecimiento vocacional y el centro de expansión de su carisma de Fundador. En la Auxiliadora D. Bosco ve finalmente delineado el rostro de la Señora que dio origen a su vocación y fue y será siempre su Inspiradora y Maestra” (María rinnova la Famiglia salesiana p.17). Este punto de llegada es también el punto de partida: estamos en los últimos 25 años de la vida de D. Bosco; los años de su madurez humana y espiritual; los años que coinciden con la afirmación y sistemación definitiva de la Congregación, con su expansión mundial y misionera; los años en los que el Santo de Valdocco se siente inmerso en la actualidad, con frecuencia dramática, de la Iglesia y y de la nueva situación italiana, como sacerdote y como educador. Este período se caracteriza por la presencia cada vez más viva y sentida de María como Auxiliadora de cada uno y de toda la comunidad cristiana.
Sobre la conciencia del significado teológico e histórico de la actualidad del título “Auxilium christianorum” nos presta un gran servicio el opúsculo “Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di María Auxiliadora”, de 1868, del que citamos algunos pasajes significativos:
“El título de Auxilium Christianorum dado a la augusta Madre del Salvador no es una novedad en la Iglesia de Jesucristo. Ya en los libros del Antiguo Testamento María es llamada “Reina” que está a la derecha de su divino Hijo vestida de oro y colmada de riqueza: Adstitit Regina a dextris tuis in vestitu deaurato, circumdata varietate: salmo 44. Este vestido dorado y rico son otras tantas perlas y diamantes, o bien títulos con los que se suele llamar a María. Por lo tanto, cuando llamamos a la Santísima Virgen “Auxilio de los Cristianos” no hacemos otra cosa que mencionar un título especial que conviene a María como diamante sobre sus vestidos dorados. En este sentido, María fue saludada como “Auxilio de los Cristianos” desde los primeros tiempos del cristianismo.
Una razón muy especial por la que la Iglesia quiere insistir en los últimos tiempos en el título “Auxilio de los Cristianos” es la que aduce Mons. Parisis con las siguiente palabras: “Casi siempre que el género humano se encontró en crisis extraordinarias, para salir de ellas reconoció y potenció una nueva perfección en esta admirable Criatura, María Santísima, la cual es, aquí abajo, el reflejo más estupendo de las perfecciones del Creador” (Nicolás, pág. 12). La necesidad, hoy universalmente reconocida y sentida de invocar a María, no es particular, sino general: no son ya tibios que hay que enfervorizar, pecadores que convertir, inocentes que conservar en su inocencia. Estas cosas son siempre útiles en todo lugar y para cualquier persona. Pero hoy es la Iglesia católica la que se ve asaltada. Se ve atacada en sus funciones, en sus instituciones sagradas, en su Cabeza, en su doctrina, en su disciplina; se le ataca como Iglesia católica, como centro de la verdad, como maestra de todos los fieles. Y precisamente para merecer una protección especial del cielo se recurre a María, como Madre común, como auxiliadora especial de los reyes y de los pueblos católicos, como católicos de todo el mundo”
Un poco más adelante, en el mismo librito, D. Bosco citando fuentes autorizadas no dudará en escribir: “Una experiencia de dieciocho siglos nos hace ver clarísimamente que María ha continuado desde el cielo y con gran éxito, la misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los Cristianos que había ya comenzado en la tierra”.
“¡Seamos devotos de María Auxiliadora! ¡Estemos orgullosos de ello! Estaremos en el número de aquellos cristianos verdaderamente buenos previstos por D. Bosco. El recurso a María Auxiliadora, escribía en 1887, aumenta de día en día entre los fieles y da motivos fundados para decir que “llegará un tiempo en que todo buen cristiano, junto a la devoción al Ssmo. Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús, se vanaglorie de profesar una tiernísima devoción a María Auxiliadora”
Concluímos esta primera etapa de nuestro camino con esta significativa y conmovedora oración de S. Juan Bosco a la Auxiliadora:
¡Oh María Auxiliadora, Madre bendita del Salvador,validísima es tu ayuda en favor de los cristianos!Por tí, fueron derrotadas las herejías y la Iglesia salió vencedora de todas las asechanzas. Por ti las familias y cada uno de nosotros fueron liberados y preservados de las mayores desgracias. Haz, ¡oh María! que mi fe en ti sea cada vez más viva, para que en toda dificultad pueda yo experiementar que eres tú, verdadeamente, el socorro de los pobres, la defensa de los perseguidos, la salud de los enfermos, la consoladora de los afligidos, el refugio de los pecadores y la perseverancia de los justos.
En particular, en mayo de 1862, D. Bosco narra el famoso sueño de las dos columnas, en el que se describe la lucha de la Iglesia en el mar de este mundo y que solo el anclaje a las columnas de la Inmaculada - Auxiliadora y de la Eucaristía es fuente de salvación para la Iglesia y el papado. Otro hecho decisivo fueron las apariciones de la Virgen en Espoleto, ciudad situada en el centro de Italia, perteneciente a los Estados Pontificios, que tuvieron amplio eco y se interpretaron como un signo del potente auxilio de María en los acontecimientos tormentosos de la Iglesia en Italia. Desde el Piamonte, entonces lejano y dividido por barreras políticas, D. Bosco volvió su mirada profética a la Virgen de la Estrella que el arzobispo de Espoleto, Mons. Arnaldi, había bautizado con el glorioso título de Auxilium Christianorum el 8 de mayo de 1862. D. Bosco lo anunciaba el 24 de mayo de ese mismo año, en las “Buenas Noches”, como leemos en las Memorias Biográficas: "D. Bosco annuncia con gran alegría la prodigiosa aparición de una imagen de María en los alrededores de Espoleto”. El 8 de diciembre de 1862 D. Bosco declara al clérigo Cagliero, más tarde cardenal, el motivo de su devoción a la Virgen bajo la advocación de María Auxiliadora: "hasta ahora hemos celebrado con pompa y solemnidad la fiesta de la Inmaculada, en estas fechas comenzaron las primeras obras de los Oratorios Festivos. Pero la Virgen quiere que ahora la honremos con el título de María Auxiliadora: corren tiempos tan tristes que necesitamos que la Virgen Santísma nos ayude para conservar la fe cristiana”. En las “Buenas Noches” del 11 de enero de 1865, D. Bosco decía: "en Espoleto la imagen de la Virgen hace continuamente milagros estrepitosos. Es curioso el acróstico que resulta de cada una de las letras de la palabra latina SPOLETUM: S: sancta; P: parens; O: onnipotentis; L: legiferi; E: et; T: totius; U: universi; M: mater; o también: et tutrix universi María (Santa Madre del Omnipotente Legislador y Madre de todo el Universo; o también protectora de todo el Universo, María) esto mismo significa el título Maria Auxilium Christianorum".
D. Bosco adoptó definitivamente el culto a María Auxiliadora en 1862, año en que se decide a proyectar la iglesia de María Auxiliadora. Comentando esta decisión D. Egidio Viganò escribía: “Esta sería la opción Mariana definitiva: el punto de llegada de un incesante crecimiento vocacional y el centro de expansión de su carisma de Fundador. En la Auxiliadora D. Bosco ve finalmente delineado el rostro de la Señora que dio origen a su vocación y fue y será siempre su Inspiradora y Maestra” (María rinnova la Famiglia salesiana p.17). Este punto de llegada es también el punto de partida: estamos en los últimos 25 años de la vida de D. Bosco; los años de su madurez humana y espiritual; los años que coinciden con la afirmación y sistemación definitiva de la Congregación, con su expansión mundial y misionera; los años en los que el Santo de Valdocco se siente inmerso en la actualidad, con frecuencia dramática, de la Iglesia y y de la nueva situación italiana, como sacerdote y como educador. Este período se caracteriza por la presencia cada vez más viva y sentida de María como Auxiliadora de cada uno y de toda la comunidad cristiana.
Sobre la conciencia del significado teológico e histórico de la actualidad del título “Auxilium christianorum” nos presta un gran servicio el opúsculo “Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di María Auxiliadora”, de 1868, del que citamos algunos pasajes significativos:
“El título de Auxilium Christianorum dado a la augusta Madre del Salvador no es una novedad en la Iglesia de Jesucristo. Ya en los libros del Antiguo Testamento María es llamada “Reina” que está a la derecha de su divino Hijo vestida de oro y colmada de riqueza: Adstitit Regina a dextris tuis in vestitu deaurato, circumdata varietate: salmo 44. Este vestido dorado y rico son otras tantas perlas y diamantes, o bien títulos con los que se suele llamar a María. Por lo tanto, cuando llamamos a la Santísima Virgen “Auxilio de los Cristianos” no hacemos otra cosa que mencionar un título especial que conviene a María como diamante sobre sus vestidos dorados. En este sentido, María fue saludada como “Auxilio de los Cristianos” desde los primeros tiempos del cristianismo.
Una razón muy especial por la que la Iglesia quiere insistir en los últimos tiempos en el título “Auxilio de los Cristianos” es la que aduce Mons. Parisis con las siguiente palabras: “Casi siempre que el género humano se encontró en crisis extraordinarias, para salir de ellas reconoció y potenció una nueva perfección en esta admirable Criatura, María Santísima, la cual es, aquí abajo, el reflejo más estupendo de las perfecciones del Creador” (Nicolás, pág. 12). La necesidad, hoy universalmente reconocida y sentida de invocar a María, no es particular, sino general: no son ya tibios que hay que enfervorizar, pecadores que convertir, inocentes que conservar en su inocencia. Estas cosas son siempre útiles en todo lugar y para cualquier persona. Pero hoy es la Iglesia católica la que se ve asaltada. Se ve atacada en sus funciones, en sus instituciones sagradas, en su Cabeza, en su doctrina, en su disciplina; se le ataca como Iglesia católica, como centro de la verdad, como maestra de todos los fieles. Y precisamente para merecer una protección especial del cielo se recurre a María, como Madre común, como auxiliadora especial de los reyes y de los pueblos católicos, como católicos de todo el mundo”
Un poco más adelante, en el mismo librito, D. Bosco citando fuentes autorizadas no dudará en escribir: “Una experiencia de dieciocho siglos nos hace ver clarísimamente que María ha continuado desde el cielo y con gran éxito, la misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los Cristianos que había ya comenzado en la tierra”.
“¡Seamos devotos de María Auxiliadora! ¡Estemos orgullosos de ello! Estaremos en el número de aquellos cristianos verdaderamente buenos previstos por D. Bosco. El recurso a María Auxiliadora, escribía en 1887, aumenta de día en día entre los fieles y da motivos fundados para decir que “llegará un tiempo en que todo buen cristiano, junto a la devoción al Ssmo. Sacramento y al Sagrado Corazón de Jesús, se vanaglorie de profesar una tiernísima devoción a María Auxiliadora”
Concluímos esta primera etapa de nuestro camino con esta significativa y conmovedora oración de S. Juan Bosco a la Auxiliadora:
No hay comentarios:
Publicar un comentario