lunes, 10 de septiembre de 2012

Don Bosco apóstol y teólogo popular de la Auxiliadora (don Pierluigi Cameroni)

Don Pierluigi Cameroni SDB, Animador espiritual

Camino formativo 2011-2012

 

7. Don Bosco apóstol y teólogo popular de la Auxiliadora (don Pierluigi Cameroni)

Como ya sabemos, los años 1862-68 fueron cruciales para la religiosidad mariana de D. Bosco. A pesar de haber fundado la compañía de la Inmaculada entre sus jóvenes en 1855; a pesar de haber publicado en 1858 “El mes de mayo consagrado a María Inmaculada”, sus preferencias después de 1862 se centraron de modo definitivo en el título mariano Auxilium Christianorum. En 1865 comienza la construcción de la iglesia dedicada a María Auxiliadora, que se terminó y consagró solemnemente el 9 de junio de 1868. Como preparación a este acontecimiento D. Bosco publicó, como número del mes de mayo de las Lecturas Católicas, el librito titulado: “Maravillas de la Madre de Dios, Auxiliadora de los Cristianos”. En él exponía las razones teológicas y escriturísticas, históricas y circunstanciales que motivaban la elección del título.[1] Los argumentos estaban resumidos en la introducción. Citando al apologista francés Auguste Nicolas y expresamente a la autoridad de Mons. Parisis, arzobispo de París, D. Bosco afirmaba que era la misma Iglesia la que deseaba “en estos últimos tiempos insistir en el título de Auxilium Christianorum»; corrían, en efecto, tiempos de “crisis extraordinarias”: “La necesidad, hoy universalmente reconocida y sentida de invocar a María, no es particular, sino general: no son ya tibios que hay que enfervorizar, pecadores que convertir, inocentes que conservar en su inocencia [...]. Hoy es la Iglesia Católica la que se ve asaltada, Se ve asaltada en sus funciones, en sus instituciones sagradas, en su Cabeza, en su doctrina, en su disciplina; se la ataca como Iglesia Católica, como centro de la verdad, como maestra de todos los fieles”. Precisamente por esto, añadía D. Bosco, “para merecer una protección especial del cielo [...] se recurre a María, como madre común, como especial auxiliadora de los reyes y de los pueblos, como católicos de todo el mundo".[2]
Por esos mismos años, D. Bosco había multiplicado los fascículos de las Lecturas Católicas que informaban sobre las gracias extraordinarias obtenidas por la invocación a María Auxiliadora de los Cristianos; había introducido en sus oratorios y colegios la nueva imagen y el nuevo culto; había fundado en 1869 la Asociación de devotos de María Auxiliadora; había comenzado a llamar a la piadosa práctica del mes de Mayo, mes de María Auxiliadora. En Mornese, diócesis de Acqui, Maria Domenica Mazzarello y otras jóvenes, que formaban la Unión de María Inmaculada, se unen a D. Bosco y dan origen a la congregación femenina de Hijas de María Auxiliadora. La invocación y el culto a la Auxiliadora se cconvierten en el distintivo de D. Bosco y de sus obras que se iban extendiendo fuera de Italia, en Europa y en América.
El hecho de que la Auxiliadora, en el común sentir del pueblo aparezca como “LaVirgen de D. Bosco” se debe, además de la actividad taumatúrgica del santo, a sus fundaciones y obras, y a su producción literaria específicamente mariana. En efecto, apenas D. Bosco se da cuenta de que la devoción y el título de Auxiliadora se iba difundiendo, quiso aprovechar esta circunstancia, publicando sus escritos teológicos e históricos. Teniendo siempre claro el principio de “ iluminar las mentes para hacer buenos los corazones y popularizar lo más posible la ciencia” ideo y llevó a la práctica, en el espacio de un decenio, la publicación de seis obritas, que en orden de publicación son:
Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice (1868).
Rimembranza di una solennità in onore di Maria Ausiliatrice (1868).
Associazione de’ divoti di Maria Ausiliatrice canonicamente eretta nella chiesa a lei dedicata in Torino con ragguaglio storico su questo titolo (1869).
Nove giorni consacrati all’Augusta Madre del Salvatore sotto il titolo di Maria Ausiliatrice (1870).
Maria Ausiliatrice col racconto di alcune grazie ottenute nel primo settennio dalla Consacrazione della Chiesa a Lei dedicata in Torino (1870).
La Nuvoletta del Carmelo ossia la Devozione a Maria Ausiliatrice premiata di nuove grazie (1877).
No se trata de obras científicas, ni propiamente de divulgación teológica, sino como se desprende de los títulos, se trata de una teología y de una historia popular del título “Auxilium Christianorum”. Estos humildes fascículos, cuya expresión más madura es el de las “Maravillas de la Madre de Dios”, representan el primer intento logrado de reflexionar y justificar la doctrina sobre el culto a María Auxiliadora. En la propagación de este título se pone de manifiesto, por una parte la mediación eclesial de María, típica de la conciencia italiana de aquel tiempo, y por otra, se impone la dimensión popular del carisma salesiano, que mediante la devoción a María Auxiliadora , traza un camino de educación en la fe para el pueblo, valorando los contenidos de la religiosidad popular y enaminándolo al conocimiento evangélico.
Como ya dijimos, es, en particular, el tratadito de las “Maravillas de la Madre de Dios” el que señala las bases históricas y teológicas de las convicciones y de la misión de D. Bosco.Un primer nivel lo forman las pruebas y los argumentos teológicos fundados en bases bíblicas y patrísticas. Lo que llama la atención es que el trabajo de D. Bosco nos guía acertadamente en el desarrollo de los enunciados fundamentales que desea comunicar: en el centro hallamos la convicciónde de que “la prueba más espléndida de que María es Auxilio de los Cristianos la encontramos en el monte Calvario... Por tanto, María, convirtiéndose en Madre nuestra en el monte Calvario no solo recibió allí el título de “Auxilio de los Cristianos”, sino que adquirió la encomienda, el magisterio, el deber. Tenemos, pues, nosotros un derecho sagrado a pedir el auxilio de María. Este derecho está consagrado por la palabra de Jesús y garantizado por la ternur materna de María. Que María interpretó en este sentido la intención de Jesús en la cruz y que Él la hizo Madre Auxiliadora de todos los cristianos, lo prueba la conducta que Ella observó después”.[3] De esto se sigue que “para que la gloria de María pudiera extenderse a todas las generaciones y tuvieran un motivo para llamarla bienaventurada hacía falta que hubiera algún favor extraordinario y perenne proveniente de María para todas esas generaciones. De modo que, siendo perpetuo en ellas el motivo de su gratitud, fuera razonable la perpetuidad de la alabanza. Este favor continuo y admirable no puede ser otro que el auxilio que María presta a los hombres. Auxilio que tenía que abarcar a todos los tiempos, extenderse a todos los lugares y a toda clase de personas.[4]
La argumentación teológica se completa con la argumentación histórica. “Una experiencia de dieciocho siglos nos hace ver claramente que María ha continuado desde el cielo, y con gran éxito, la misión de Madre de la Iglesia y Auxiliadora de los Crsitianos que ya había comenzado en esta tierra”.[5] Y D. Bosco, con su agudizada sensibilidad histórica narra una numerosa serie de intervenciones de María en favor de la Iglesia, en particular sus manifestaciones en favor de la Iglesia y del papado, contra los ataques externos e internos con los desgarros provocados por los cismas y las herejías que corrompen la fe y destruyen la comunión. En verdad María es “Magnum in Ecclesia praesidium: Gran defensa de la Iglesia”. De estos escritos emerge una gran visión de la historia que exalta, a la luz de la fe, la mediación materna de la Auxiliadora íntimamente asociada a la obra de la redención y a la misión salvífica de la Iglesia.
A las pruebas teológicas e históricas D. Bosco añade argumentos de naturaleza litúrgica, expresiones de la piedad popular, aludiendo a hechos milagrosos, en especial referidos a dos cuadros de la basílica de Valdocco, inspirados y queridos por él, expresión plástica de sus convicciones.El primero es el gran cuadro de Lorenzone, de todos conocido y que ya hemos comentado. El segundo, menos conocido, es un fresco de Rollini, sugerido pro D. Bosco, para la bóveda de la capilla de S. Francisco de Sales. Bajo la esfera del mundo, en la que ha sido colocada una custodia con el SS. Sacramento, está representado el Arcángel S. Miguel que aplasta y dispersa el error y la herejía: “La Reforma en figura de mujer, que al ver la reverencia de los ángeles, adorando al Sacramento, huye espantada, lleva en una mano la biblia adulterada y abandonada, y en la otra, como armas embotadas, la máscara de la hupocresía y las monedas corruptoras, con las que intenta hacer la guerra al SS. Sacramento; 2º el Materialismo en figura de hombre de formas atléticas, que blandiendo una tea encendida, intenta incendiar y destruir los lugares por donde pasa la Reforma. También él es derrotado por el ángel, y rodando desde la altura parece que se desprende la bóveda para caer de cabeza sobre el pavimento”[6]
En resumen: D. Bosco no escribe con la pluma del teólogo, sino con el fervor del santo y del fundador. Escribe con su experiencia de María y con su amor personal por Ella. Interiormente consciente de lo presente y determinante que había sido María como Madre y Maestra en el desarrollo de su vocación y misión, escribe movido por el profundo asombro experimentado por lo grande, poderosa y eficaz que es la intercesión y la intervención de la Auxiliadora... La intención de D. Bosco es la de acreditar la verdad del título mariano de Auxiliadora y de recomendarlo a la veneración del pueblo de Dios, atestiguando la prodigiosa eficacia en la vida de la Igelsia y en su experiencia carismática. En el aspecto teológico, el tema es el de María mediadora de la Gracia, pero las especificaciones unidas al título de Auxiliadora no son irrelevantes. No será difícil mostrar cómo la devoción a la Auxiliadora no está simplemente unida a las circunstancias históricas en las que ha vivido D. Bosco, sino que se extiende a cualquier época, particularmente a la nuestra, marcada profundamente por el divorcio entre fe y cultura, una época en la que los hombres parece que no tienen comunicación con Dios y en la que Dios carece de peso en la vida de los hombres. Así se expresa el Papa Benedicto XVI: “El verdadero problema en este momento de la historia es que Dios ha desaparecido del horizonte de los hombres y que al apagarse la luz proveniente de Dios, la humanidad padece de falta de orientación, cuyos efectos destructivos se ponen cada vez más en evidencia”.[7][8].
Oración
¡Oh María, Virgen poderosa!
¡Tú, eficaz y potente defensa de la Iglesia;
Tú, maravilloso auxilio de los Cristianos;
Tú, terrrible como un ejército en orden de batalla:
Tú sola has destruido todas las herejías en el universo mundo!
Defiéndenos del enemigo en las dificultades, luchas y necesidadesde la vida
y en la hora de la muerte acoge nuestra alma en el Paraíso! Amén.
(San Giovanni Bosco)
[1] Las argumentaciones de DB las expone sintéticamente P. BROCARDO, San Giovanni Bosco apostolo del titolo «Auxilium christianorum», en el volumen de recopilación L'Ausiliatrice nel domma e nel culto. Relazioni presentate al Congresso Mariologico internazionale (Roma l950), (Biblioteca del «Salesianum», 13), Torino, SEI, 1950, 35-90; y recogidas por el mismo P. Brocardo en el breve ensayo: Don Bosco teologo popolare dell'Ausiliatrice, in Accademia Mariana Salesiana, L'Ausiliatrice della Chiesa e del papa. Relazioni commemorative per il cinquantenario dell'incoronazione di Maria «Auxilium christianorum» nella sua basilica in Torino 1903-17 maggio 1953, Torino, SEI, 1953, 157-167.
[2]
BOSCO, Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice..., Torino, tip. dell'Oratorio di S. Francesco di Sales, 1868, 6s.
[3]
BOSCO, Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice..., pp. 37. 40-41.
[4]
BOSCO, Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice..., pp. 27-28.
[5]
BOSCO, Maraviglie della Madre di Dio invocata sotto il titolo di Maria Ausiliatrice..., p. 45.
[6]
Bosco G., Maria Ausiliatrice col racconto di alcune grazie, p. 49.
[7]
Lettera ai Vescovi della Chiesa cattolica, 10 marzo 2009.
[8]
R. Carelli, Commento teologico a, San Giovanni Bosco, Meraviglie della Madre di Dio, Elledici, 2011, pp. 19.21.

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